sábado, 4 de febrero de 2023

46. PERO QUEDA CRISTO

I
Por la mañana yo dirijo mi alabanza
a Dios que ha sido y es mi única esperanza;
por la mañana yo le invoco con el alma
 y le suplico que me dé su dulce calma;

Y él nos escucha pues nos ama tanto
y nos alivia de cualquier quebranto;
nos da su mando poderoso y fuerte
para librarnos de la misma muerte.


II
Cuando la noche se aproxima, tenebrosa,
en elevar mi oración mi alma se goza;
siendo su paz inagotable, dulce y grata,
porque temores y ansiedad Cristo los mata;

También elevo mi cantar al cielo

cuando a la tierra baja negro velo,

 el sol oculta, pero queda Cristo,

a quien mis ojos en el sueño han visto.

III
Brilla su lumbre bien hechora mientras duermo;
pone su mano sobre mí si estoy enfermo;
me fortalece y me alienta con el sueño;
pues es mi Dios, mi Redentor y Él es mi dueño;

Y al despertar por la mañana siento
que Dios invade mi alma y pensamiento;
veo a Jesús mi redentor amado
por mi pecado en la cruz clavado.

IV
Veo la sangre de sus manos que ha brotado;
veo la sangre borbotando en su costado;
 una corona con espinas en su frente;
la multitud escarneciéndole insolente;

Pero ¡qué dicha cuando el cielo sube
lleno de Gloria en majestuosa nube!
Él nos promete regresar de nuevo,
para llevamos a gozar al cielo.

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